Estas líneas van dirigidas a todas aquellas personas que –con respeto y afecto- consideran a la vida como el don más maravilloso que nos ha sido concedido y que, gracias a ella, podemos vivir el resto de las realidades: la naturaleza, la familia, el trabajo, la política, la educación, el bienestar, las diversas culturas, el ámbito religioso…
Podrían enumerarse otras muchas actitudes ante el don de la Vida (agradecimiento, admiración, gratitud…), pero hemos preferido centrarnos en aquéllas que nos hablan más bien del cuidado y de la responsabilidad que todos debemos contraer –y de modo especial quienes deben vivir profesionalmente para su digna defensa- con el fin de evitar la superficialidad y la negligencia inexcusables.
Al respecto, señalamos como las más significativas:
LA PROMOCIÓN RESPETUOSA y RESPONSABLE
Siempre a favor de la Vida, pero también siempre de modo respetuoso y responsable. No podría ser de otra forma dado que se trata de concebir a un ser humano único, inalienable, intransferible e irrepetible. Este ser humano es un sujeto, no un objeto; todo lo que son medios u objetos deben subordinarse a él por ser persona; es el único que sabe que sabe; sólo él confiere un sentido a todo lo creado; busca y requiere una cosmovisión con sentido… porque se interroga. En efecto, toda vida es digna, pero la vida humana pide totalidad, requiere la máxima atención y cuidados.
LA PREVENCIÓN DETALLADA
Como seres inteligentes que somos “debemos prevenir antes… que lamentar después”
Se trata de no arriesgar irresponsablemente, de hacer un cálculo de probabilidades riguroso y casi meticuloso (de no dejar “cabos sueltos”), de aquello que habitualmente decimos cuando nos referimos “análisis de los datos”.
La ligereza, el peligro de la masificación y de la rutina, el dar por supuesto como normal lo que no se ha indagado… pueden llegar a ser las causas de unas tristes consecuencias imprevistas.2
EL CONTROL FEHACIENTE DEL SEGUIMIENTO
Todos afirmamos con razón que “lo que vale… se cuida”. Es decir, si todo ser, en cuanto existe y porque existe, es digno de valor… con cuánta más razón hay que cuidar la vida integral de la Persona Humana que es consciente de su existencia y la de todo lo que le rodea y acompaña…
Es del todo conveniente meter en lo más hondo de nuestro ser el convencimiento de lo hasta ahora expresado, a fin de que en nuestro interior salte un resorte de auténtica alarma cuando nos invade el agobio de la rutina, el estar pendiente de otras realidades que nos descentran del tema ocupante, el confiar excesivamente en la automática marcha del proceso, el permitirse licencias que pueden desestabilizar las pautas iniciadas en el proceso… Dicho en una palabra: la falta de control responsable.
LA CORRECCIÓN de la MALA PRAXIS
Los tres puntos anteriormente mencionados tienen como finalidad última el querer y poder hacer inviable el que la Vida Humana se malogre por negligencia, por la mala praxis y, en último término por falta de conciencia en el cometido tan maravilloso del mundo sanitario y médico.
¡Ojalá esta carta o misiva ayude a todo ello!
Quien escribe estas líneas es una madre que por la mala praxis médica ha perdido de sus siete hijos al menor de ellos a los …23…………. años.
RODRIGO, así se llamaba, era un verdadero factor de aglutinamiento en el corazón familiar. Deportista, de carácter empático y agradable, amante de la naturaleza y de todo lo genuinamente humano, ilusionado por un futuro laboral junto a su novia, JIMENA....
Una intervención quirúrgica sencilla, sin riesgo de imprevisibles consecuencias….
Unámos nuestros corazones y nuestras voces a fin de que se aviven la “Ciencia y la Conciencia” de los profesionales de la Salud. No dudemos de que ello redundará en la felicidad de los enfermos y de sus familias. Gracias por la atención prestada.
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