La epidemiología es el estudio de la frecuencia de los fenómenos de interés en el campo de la salud y el estudio del riesgo, su razón de ser33. Sin embargo, en el caso particular de los riesgos asistenciales, existe poco desarrollo metodológico y las cifras disponibles son insuficientes para proporcionar conocimiento pertinente para actuar hacia su reducción.
El hecho de que desde el campo de la epidemiología se trabaje con datos agregados, la frecuente escasez de evidencia empírica y la insuficiente validez de la misma34, así como la lógica predisposición a rechazar relaciones causales en las que puede no haber pruebas de suficiente claridad y precisión, puede reducir la utilidad de los distintos procedimientos de medición.
Por otra parte, la tendencia a proporcionar información en un lenguaje excesivamente técnico puede ocasionar una brecha profunda que entorpezca el análisis de la situación y el proceso de toma de decisiones racionales sobre los riesgos, dado que las personas perciben el riesgo desde un punto de vista individual, intuitivo y con una fuerte carga emocional. Por ello, es esencial cuidar, además de las cuestiones metodológicas, la cuestión de la comunicación de los hallazgos epidemiológicos.
En relación con la medición de los riesgos de la atención médica es importante considerar, tanto los sistemas voluntarios de notificación como los métodos de estudio de los mismos.
SISTEMAS DE NOTIFICACIÓN DE SUCESOS ADVERSOS Los objetivos del establecimiento de un sistema de notificación de errores y sucesos adversos son: aprender de la experiencia ajena, valorar la evolución de los progresos en prevención, detectar riesgos emergentes relacionados con la aparición de nuevas técnicas diagnósticas y terapéuticas, y en definitiva, contribuir a mejorar la seguridad del paciente.
Semejantes en su planteamiento a los diseñados en el entorno de la seguridad aérea y de instituciones en las que la producción de accidentes tiene graves consecuencias35,36, son múltiples los organismos que en los últimos años han planteado sistemas de notificación voluntaria de errores y sucesos adversos.
Las cualidades que contribuyen al éxito de un sistema de estas características han sido analizadas por Leape37, debiendo destacarse en particular el carácter no punitivo y anónimo de los sucesos incluidos (Tabla 1).

Además de cuestiones relacionadas con actitudes y hábitos profesionales38, los sistemas actualmente existentes presentan importantes limitaciones, entre las que destacan: su carácter retrospectivo, la indefinición de los casos a incluir, la subnotificación, los sesgos que suponen la voluntariedad y la tendencia a notificar los errores y sucesos más graves en detrimento de incidentes y casi-errores de gran utilidad formativa, la falta de continuidad, escasez de financiación y recursos y la lentitud en el análisis de la información y difusión de recomendaciones.
Es en este sentido, y como uno de las infraestructuras precisas para emprender acciones efectivas en materia de calidad asistencial, en el que la recientemente aprobada Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud39, plantea en su artículo 59 la creación de un registro de acontecimientos adversos con el fin de recoger información sobre aquellas prácticas que hayan resultado un problema potencial de seguridad para el paciente.
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