Parte VI
ESTRATEGIAS DE REDUCCIÓN DEL RIESGO
ASISTENCIAL
La aparición de un suceso adverso es la
parte más visible del iceberg de los riesgos asistenciales y, con frecuencia,
es la última secuencia de un proceso que ha comenzado con anterioridad, en el
que han influido múltiples factores humanos y relacionados con los distintitos
niveles organizativos del sistema sanitario (Fig. 1)54.
o actos
inseguros cometidos habitualmente por las personas que están en contacto con el
paciente.
Por el contrario, la orientación centrada en el sistema asume las
dificultades de cambiar la condición humana, y dirige sus actividades hacia la
eliminación de ciertas condiciones latentes dependientes de los distintos
niveles de decisión, y la modificación de las condiciones en que trabajan los
personas por medio de la construcción de barreras dirigidas a evitar la
aparición de sucesos adversos o limitar sus consecuencias (Fig. 2).
Proximamente tabla en el espacio
En el nivel de la macrogestión del
sistema es precisa una estrategia que establezca, como una prioridad, la
calidad y seguridad de la atención sanitaria. En esta línea, pueden ser de
aplicación general, actuaciones como las propuestas por un comité canadiense
creado con el fin de incrementar la seguridad del sistema sanitario de dicho
país. Entre las medidas más relevantes destacan las siguientes55:
• Creación de un organismo para la seguridad de los pacientes.
• Exigencia de evidencia científica a cualquier nueva práctica, tecnología y
programa que se introduzca.
• Puesta en práctica de aquellas medidas que han demostrado su efectividad para
mejorar la seguridad de los pacientes.
• Introdución de la cultura de rendimiento de cuentas respecto a calidad y
seguridad de la atención sanitaria.
• Desarrollo de un entorno no punitivo como mecanismo de mejora de la calidad
en todos los niveles del sistema.
• Realización de esfuerzos en formación sobre calidad y seguridad.
• Creación y mantenimiento de sistemas de notificación y registro de sucesos
adversos, incidentes, casi errores y buenas prácticas.
A nivel de la meso y la microgestión de
los servicios sanitarios existen dos formas de enfocar las actuaciones
dirigidas a reducir los riesgos asistenciales: centrándolas en las personas o
dirigiéndolas hacia el sistema en que desarrollan su actividad56,57.
La primera, se caracteriza por prestar especial atención al factor humano,
responsabilizando retrospectivamente a los individuos de sus actos y
culpabilizándolos de las posibles omisiones, distracciones, incumplimientos de
procedimiento y fallos de memoria, atención, cuidado o profesionalidad. En este
sentido las actuaciones deberían centrarse en los fallos ligados a la actividad
Entre. los factores a considerar destacan:
sobrecarga e inadecuada definición de puestos de trabajo, formación
insuficiente, supervisión insuficiente de tareas, fallos en los sistemas de
comunicación, conflictos de intereses entre los recursos disponibles y las
necesidades asistenciales, recursos obsoletos, escaso nivel de automatización,
incorrecto mantenimiento de los medios diagnósticos y terapéuticos,
insuficiente estandarización de procesos, etc.
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