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PRIMUM NON NOCERE = ANTE TODO , ES NO HACER DAÑO

Me surgió la idea de hacer este blog a raíz de lo acaecido con mi hijo Rodrigo Aguirre Camblor, el menor de 7 hermanos.Rodrigo fue víctima de un homicidio provocado por un gravísimo error al que perfectamente se podría llamar "HORROR", de parte de un equipo médico de ocho personas dentro de un quirófano de la Asociación Española de Socorros Mutuos - "La española" - en Montevideo, Uruguay

Durante una operación menor que duraría 20 minutos y a la que se le aplicaría anestesia local potenciada resultó ser una cirugia desbordada del tiempo previsto.

Lo curioso es que en este equipo de profesionales nadie monitoreó ni siquiera en forma clinica, como estaba reaccionando el paciente. CIRUGÍA SEGURA , SALVA VIDA.

EL EQUIPO QURURIGICO EN SU TOTALIDAD.

No aplicaron el principio de Lex Artis (Arte de curar).


LaMed
icina es una mezcla de ARTE, CIENCIA, AMOR, LE AGREGARIA TAMBIEN SENTIDO COMÚN.

Por esta catàstrofe, es que desde ese entonces quisiera en una primera etapa poder lograr concientizar a las personas que trabajan en la Medicina, ya que su labor principal es CUIDAR LA VIDA de los pacientes que se ponen en sus manos. En un futuro pienso crear algún tipo de Asociación, que vele por los derechos de las personas para poder tener plena confianza en el Sistema de Salud. Planificar una lucha contra el error médico exige reconocerlo y de esta forma buscar los medios para evitarlo. Lo más importante es reconocer la VERDAD, es la única manera por la que, reflexión mediante, no vuelva a suceder jamás.


lunes, 29 de julio de 2019

Errores médicos y otros desaciertos Sobre la medida de las equivocaciones en medicina, la autocrítica y el azar

Errores médicos y otros desaciertos


Autor: Gonzalo Casino Fuente: IntraMed 


Los médicos conocen mejor que nadie la frecuencia y trascendencia de sus propios errores; los pacientes los sufren, hacen sus cábalas y, cada vez más, los denuncian. Pero, ¿cuántos tienen consecuencias fatales? Un polémico estudio del BMJ ha estimado que en EE UU se producen cada año más de 250.000 fallos mortales. Si el error médico estuviera considerado como una causa de muerte, sería la tercera en magnitud, solo por detrás de las enfermedades del corazón y los cánceres. En una encuesta del portal médico Medpage Today, más de la mitad (53%) de los participantes considera estos datos verosímiles. Sin embargo, esta muestra de autocrítica, inusual en otras profesiones, choca con la enorme dificultad de definir y medir los errores médicos y, sobre todo, de deslindar las equivocaciones de las negligencias, y los fallos humanos del despiadado azar.
La causa de la muerte de una persona no siempre está clara, pero en cualquier caso el error médico no es una causa oficial de fallecimiento. En los certificados de defunción, tal y como recomienda la OMS, se distingue entre causas inmediatas, intermedias y fundamentales, siguiendo una secuencia natural y retrospectiva desde el fallecimiento hasta la aparición de la enfermedad o lesión que desencadenó la muerte; el abanico de causas se ciñe a la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD), utilizada en 117 países y disponible en 43 lenguas. También se hace constar si hay indicios de muerte violenta y si esta ha sido consecuencia de un accidente de tráfico o laboral. Ciertamente se podría incluir además una casilla para el error médico, pero antes habría que definirlo claramente y distinguir los errores de acción de los de omisión, los de ejecución de los de planificación, los atribuibles al personal y al material, los prevenibles de los imprevisibles, los sistémicos de los puntuales, entre otros muchos.
Reducir al máximo estos errores es un aspecto más de la obligación médica de no hacer daño. Pero muchos son inevitables. “La mitad de lo que enseñamos es falso y la otra mitad es cierto”, decía a sus alumnos el decano de la Facultad de Medicina de Harvard Charles S. Burwell. “El problema es que nos sabemos cuál es cada mitad”. Si esto es así y, además, las pruebas científicas tardan una década en llegar a la práctica médica, ¿cómo pueden saber los médicos que están haciendo lo correcto? Muchas de las prácticas usuales durante un tiempo han resultado ser auténticos desastres, y no hace falta remontarse a los tiempos de las sanguijuelas. Las opiniones médicas no son el producto de una ecuación, sino decisiones tomadas a partir de las pruebas científicas, siempre probabilísticas y provisionales, y de las circunstancias y preferencias de cada paciente. Todas las intervenciones médicas tienen sus riesgos y las cosas pueden salir mal por múltiples factores, pero no siempre es posible hablar de equivocaciones y mucho menos medirlas.
La taxonomía del error humano es compleja y delicada. ¿Cómo distinguir un fallo humano cuando se rompe un aneurisma en una operación? ¿Qué y quién ha fallado cuando se hace un diagnóstico demasiado tarde? ¿Habría también que considerar las equivocaciones del paciente en la gestión de su salud? Detrás de cada muerte prematura siempre podría identificarse algún fallo humano inmediato, intermedio o fundamental. 
El estudio de los errores ayuda a mejorar la atención sanitaria, y por eso surgen estos debates en una profesión ejemplar en su autocrítica y deontología. Pero ahondar en el conocimiento del error no debería hacernos perder de vista lo azaroso de la vida y del ejercicio médico. Errar es humano en el doble sentido de equivocarse y de tomar un camino u otro por puro azar.
Gonzalo Casino
gcasino@escepticemia.com
www.escepticemia.com
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