Logo de la A C rodrigoaguirrecamblorcuidarlavida.ong.e.f.

PRIMUM NON NOCERE = ANTE TODO , ES NO HACER DAÑO

Me surgió la idea de hacer este blog a raíz de lo acaecido con mi hijo Rodrigo Aguirre Camblor, el menor de 7 hermanos.Rodrigo fue víctima de un homicidio provocado por un gravísimo error al que perfectamente se podría llamar "HORROR", de parte de un equipo médico de ocho personas dentro de un quirófano de la Asociación Española de Socorros Mutuos - "La española" - en Montevideo, Uruguay

Durante una operación menor que duraría 20 minutos y a la que se le aplicaría anestesia local potenciada resultó ser una cirugia desbordada del tiempo previsto.

Lo curioso es que en este equipo de profesionales nadie monitoreó ni siquiera en forma clinica, como estaba reaccionando el paciente. CIRUGÍA SEGURA , SALVA VIDA.

EL EQUIPO QURURIGICO EN SU TOTALIDAD.

No aplicaron el principio de Lex Artis (Arte de curar).


LaMed
icina es una mezcla de ARTE, CIENCIA, AMOR, LE AGREGARIA TAMBIEN SENTIDO COMÚN.

Por esta catàstrofe, es que desde ese entonces quisiera en una primera etapa poder lograr concientizar a las personas que trabajan en la Medicina, ya que su labor principal es CUIDAR LA VIDA de los pacientes que se ponen en sus manos. En un futuro pienso crear algún tipo de Asociación, que vele por los derechos de las personas para poder tener plena confianza en el Sistema de Salud. Planificar una lucha contra el error médico exige reconocerlo y de esta forma buscar los medios para evitarlo. Lo más importante es reconocer la VERDAD, es la única manera por la que, reflexión mediante, no vuelva a suceder jamás.


miércoles, 22 de noviembre de 2023

RECORDANDO A MI HERMANO HUASCAR EN EL DIA DE SU CUMPLEAÑOS ,JUNTO A SU HIJITO PABLITO LE TOCO IRSE MUY PEQUEÑO Y SU HIJA , HOY MEDICA SU ESPECIALIDAD ONCOLOGA.


Me adhiero al abrazo LIROPEYA,  Pablito se fue siendo niño Huáscar,  tambien se fue estara como tu dices con su hijo y su sobrino RODRIGO que muy joven y por una negligencia Médica muy joven nos dejo.

  • Me gusta
  • Responder
Rodrigo Aguirre Camblor - Seguridad del Paciente
iRamon Espino Te agradezco tus palabras querido Ramon Espino , que fuiste mi cuñado .Dolor dolor , no puedo dejar que las lágrimas fluyan es una descarga emocional, para poder seguir que no se agotan 
nunca , , pero es un desahogo para el alma ,,, porque la herida no va a cicatrizar nunca, .si , luchar para que no vuelva a suceder lo de Rodrigo .La negligencia fue terrible no puede suceder .. error existe puede,  suceder, el error es humano , por eso hay que estar atentos, descansados , tener responsabilidad y pensar que tienen una Persona que es única e irrepetible .
 Los médicos, tiene que tener una conducta responsable porque no pueden acudir cansados , porque la medicina,  no es matemática, no es una ciencia exacta , y hay casos que suceden hechos inesperados y se debe tener la mente clara ,para actuar sin perder tiempopo
ante un imprevisto, como le sucedió a Rodrigo con 0cho  profesionales  como tantos hechos han perdido la vida por negligencia , distracción ... aceptar el error, aprender para no repetir  y que quede escrito para los estudiantes de medicina en todas las disciplinas ,, .

martes, 2 de marzo de 2021

Prevención de Errores Médicos Cultura Transparencia y Aprendizaje seguridad sano y salvo ?: paciente gira en torno a la meta de eliminar el daño al paciente y la muerte prevenible en los lugares de atención de la salud.

 Aprendizaje

SEGURIDAD DEL PACIENTE Una organización de salud que valora la seguridad del paciente alienta a los profesionales, trabajadores, pacientes y familiares para hablar cuando tienen preocupaciones.
Prevención de Errores Médicos Cultura Transparencia y Aprendizaje
seguridad sano y salvo ?: paciente gira en torno a la meta de eliminar el daño al paciente y la muerte prevenible en los lugares de atención de la salud.
La seguridad del paciente es el tema más importante en el cuidado de la salud. ¿Cuál es la seguridad del paciente? Se asegurando daño no se produce como resultado de la atención médica.
Preocupacion creciente
Oímos debates sobre los costos del cuidado de la salud y la cobertura del seguro, o la falta de cobertura, pero más preocupante son titulares sobre la incidencia y el coste de los errores médicos. error médico prevenible es la tercera causa de muerte en los Estados Unidos. De acuerdo con el Diario de la seguridad del paciente, tanto como 440.000 personas mueren cada año por errores médicos en los hospitales a un costo el Diario de Finanzas Cuidado de la Salud pone tan alto como $ 1 billón al año.
Desafortunadamente, los errores ocurren todos los días en el cuidado de la salud de settings hospitales, hogares de ancianos, en el hogar, en las farmacias, en las oficinas del médico y otros entornos ambulatorios. Un error prevenible es demasiado, sobre todo si le pasa a usted, un amigo o un ser querido.
Las organizaciones de salud pueden prevenir errores médicos con una cultura de seguridad omnipresente, que impulsa palpable discusiones abiertas y honestas sobre errores, ¿cómo pueden ocurrir errores y, lo más importante, cómo evitar errores en el futuro. Esas discusiones deberían incluir al personal de atención de la salud y profesionales, así como los pacientes y las familias.
El precio de la seguridad
Una cultura de seguridad del paciente significa que cada persona en una organización de salud prioriza la seguridad del paciente en todas las medidas adoptadas para proporcionar atención y apoyo: amas de casa, los dietistas, los empleados del registro, terapeutas, trabajadores de servicios de alimentos, administradores, enfermeras, médicos. También significa que ayudan a los pacientes y las familias a comprender su papel importante en la seguridad del paciente.
"Error médico prevenible es la tercera causa de muerte en los Estados Unidos. Nada menos que 440.000 personas mueren cada año por errores médicos en los hospitales."
Una cultura de la seguridad anima a cada persona para hablar acerca de los procesos o acciones que tienen o podrían causar un error. Aquí es donde entra en juego la transparencia! "Si ves algo, di algo" o "Si usted está preocupado por algo, di algo." Las organizaciones con una fuerte cultura de seguridad de bienvenida y alentar esta información para ayudarles a ser proactivo en la prevención de errores.
Tomando acción
La Agencia para la Investigación y Calidad sugiere que los pacientes buscan proveedores de salud que de manera proactiva para evaluar y tomar medidas para mejorar su cultura de seguridad que buscan activamente paciente y participación de la familia en su cuidado y trabajar en colaboración con otras organizaciones, tales como las organizaciones la seguridad del paciente designado por el gobierno federal , que traen los proveedores juntos para mejorar el aprendizaje y la prevención de errores médicos.
La seguridad en el cuidado de la salud es responsabilidad de todos. Es importante hablar a favor de la atención segura. Todos estamos dependiendo de usted.
REBECCA G. MILLER, MHA, FACHE, CPHQ, CPPS, DIRECTOR EJECUTIVO, CENTRO PARA LA SEGURIDAD DEL PACIENTE , editorial@mediaplanet.com
Me Gusta
Comment

domingo, 15 de septiembre de 2019


Presentan proyecto de ley para filmar las operaciones quirúrgicas(PODRÁN UTILIZARSE CON FINES DOCENTES)
Con el objetivo de brindar garantías para pacientes y personal médico, la legisladora colorada, Nibia Reisch, presentó un proyecto de ley que obliga a incorporar dispositivos de audio y video dentro de los blocks quirúrgicos a la hora de realizarse un procedimiento. Es la segunda vez, en los últimos años, que se presenta una normativa de estas características en el Parlamento, puesto que la anterior no prosperó.
Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi
En el año 2007, Rodrigo Aguirre Camblor ingresó a un block quirúrgico para extirparse un ganglio de una axila. Era un procedimiento sencillo, con anestesia local y de poco tiempo de duración. Sin embargo, Aguirre sufrió un paro cardíaco que fue constatado por los médicos media hora después de que se hubiese iniciado. Cinco días después, falleció.
Desde entonces, su madre, Liropeya Camblor, fundó una asociación civil que lleva su nombre y cuyo lema es “cuidar la vida, educar en prevención, control y corrección”. En una oportunidad acercó al Parlamento uruguayo un proyecto de ley para incorporar cámaras de video y audio dentro del quirófano a la hora de las operaciones, pero la misma no prosperó.
Semanas atrás, por segunda vez, el proyecto volvió a ingresar. Si bien no es el mismo, sí mantiene similares características. Esta vez fue de la mano de la diputada colorada Nibia Reisch. La normativa en cuestión, que actualmente se encuentra en la Comisión de Salud del Parlamento, declara como obligatorio el uso de dispositivos de audio y video en los bloques quirúrgicos de todos los centros de salud, tantos públicos como privados, con la finalidad de registrar las acciones y procedimientos que se cumplan dentro de ellos. Se podría asemejar al sistema de “cajas negras” que poseen los aviones.
Además, prevé la identificación de los recursos humanos y materiales durante el procedimiento y los detalles de las acciones, plantea la protección de la identidad tanto del paciente como los profesionales de la salud y obliga a las instituciones a incorporar el material dentro de la historia clínica del paciente.
La información podrá utilizarse para fines educativos exclusivamente, siempre y cuando se mantenga la confidencialidad de los protagonistas.
Por otra parte, dispone la obligación de la denominada “pausa médica”, el acto que consiste en la verificación y revisión del personal y los instrumentos que se demandarán durante la operación. En caso del incumplimiento de las disposiciones, se prevén sanciones y multas.
En diálogo con CRÓNICAS, Reisch apuntó que esta técnica fue promovida en Canadá en un primer momento, y luego se extendió a varios países del mundo. Igualmente, hizo énfasis en que el mismo contempla la privacidad del paciente y alegó que el material deberá estar registrado en un banco de datos de cada centro asistencial que podrá proporcionarlo solo bajo orden judicial, y que, en caso de no realizarlo, acarrearán sanciones correspondientes.
Las filmaciones contemplarán dos escenas: por un lado, del ambiente donde se desarrolla la actividad, y por otro, de la zona a operar.
La legisladora declaró que contar con la normativa permitirá aclarar posibles situaciones del proceso, desde su inicio hasta su finalización, dado que dentro de los blocks “no siempre sale todo bien” y consideró que les otorga garantías al equipo médico y al paciente. En este sentido, expresó: “Permitirá aclarar situaciones que de otra manera no se podría conocer qué fue con exactitud lo que pasó”. Reisch dijo que el proyecto puede otorgar respuestas a “muchos uruguayos” que buscan interrogantes donde no existen “registros de nada”.

martes, 3 de septiembre de 2019

Según el estudio, el número de muertes decrecientes en Nueva York es el resultado de los protocolos hospitalarios

Según el estudio, el número de muertes decrecientes en Nueva York es el resultado de los protocolos hospitalarios

Un informe publicado ayer en el prestigioso Journal of the American Medical Associationconfirma por primera vez que las regulaciones obligatorias de sepsis de Nueva York son directamente responsables de la disminución significativa de las muertes por sepsis en el estado. Después de comparar los registros de admisión de sepsis del estado de Nueva York y cuatro estados de control, los investigadores encontraron que las tasas de mortalidad por sepsis disminuyeron aún más y más rápido en Nueva York que en los estados de control después de la adopción de las regulaciones. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han demostrado que los protocolos holísticos basados ​​en evidencia son la herramienta más efectiva que tenemos para reducir el número de muertes por sepsis.
Estos nuevos hallazgos tienen profundas implicaciones sobre cómo los estados individuales y el gobierno federal abordan la crisis de sepsis, que mata a más estadounidenses que el cáncer de mama, el cáncer de próstata, las sobredosis de opioides y el SIDA se combinan y es la afección más costosa que se trata en los hospitales de EE. UU. Puede leer nuestro comunicado de prensa sobre los hallazgos del estudio aquí.
El informe ha suscitado un gran interés en los medios: un segmento que se transmitió ayer en All Things Considered de NPR, el programa de radio de noticias de tiempo de conducción más escuchado del país, presentó entrevistas con Orlaith Staunton y el autor principal del estudio, el Dr. Jeremy Kahn de la Universidad de Pittsburgh . Puedes escuchar el segmento completo aquí.
La evidencia es clara: los protocolos de sepsis que incluyen capacitación dentro de los hospitales y el informe público de los datos de sepsis son la herramienta más efectiva que tenemos en la lucha contra la sepsis. Continuaremos luchando por protocolos en cada estado y le pedimos que se una a nosotros. Contáctenos para recibir un kit de herramientas con toda la información que necesita para ver los protocolos implementados en su estado o hacer una donación deducible de impuestos a la Fundación Rory Staunton para ayudarnos a continuar con este trabajo vital.

Nuestro más sincero agradecimiento por su continuo apoyo.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Después de la muerte de su esposa después de una operación menor, el piloto de la aerolínea Martin Bromiley se propuso cambiar la forma en que se practica la medicina en el Reino Unido, utilizando su conocimiento de los accidentes aéreos. POR IAN LESLIE





Cómo los errores pueden salvar vidas:por  la misión de un hombre  que revoluciona   enel NHS.                                                   

Después de la muerte de su esposa después de una operación menor, el piloto de la aerolínea Martin Bromiley se propuso cambiar la forma en que se practica la medicina en el Reino Unido, utilizando su conocimiento de los accidentes aéreos. 



1)

Martin Bromiley es un hombre modesto con una ambición inmodesta: cambiar la forma en que se practica la medicina en el Reino Unido.
Lo conocí por primera vez en un hotel de Birmingham, en una reunión del Grupo de Factores Humanos Clínicos, o CHFG. Los ejecutivos del hospital, los cirujanos senior, las enfermeras experimentadas y los investigadores médicos influyentes se reunieron, debatieron y se mezclaron. Los oradores principales incluyeron al ex director médico de Inglaterra, Sir Liam Donaldson. En los pasillos y salas de reunione, que se elevan por encima de la jerga y siglas del NHS y las quejas de bajo nivel sobre las reformas gubernamentales, flotaba un sentido tangible de propósito y optimismo. Esta fue una reunión de creyentes.
Una lenta transformación en el funcionamiento de la atención médica finalmente está ganando terreno. Hasta ahora, los medios de comunicación o el público han pasado desapercibido en gran medida porque no ha sido el resultado de un decreto del gobierno o una orden ejecutiva. Pero como Suren Arul, un cirujano pediatra consultor del Hospital de Niños de Birmingham me lo dijo: "Estamos experimentando una revolución silenciosa y Martin Bromiley, algún día, será reconocido como el hombre que nos mostró el camino".
Aunque sabía a quién buscar, Bromiley fue difícil de detectar al principio. No estaba en el escenario y no se dirigió a la conferencia completa. Estaba, descubrí, sentado en una mesa al borde del pasillo, en los suburbios de la reunión. Difícilmente habrías adivinado que el CHFG era un grupo que él había fundado, o que todos en la reunión ese día estaban allí por su culpa. Bromiley no encaja con nuestras ideas preconcebidas de un líder natural. Él habla con una voz suave. Él no llama tu atención, aunque te encuentras dándole.
Tampoco es médico ni profesional de la salud de ningún tipo. Bromiley es piloto de línea aérea. También es un hombre de familia, con una historia terrible que contar.

2)

Temprano en la mañana del 29 de marzo de 2005, Martin Bromiley se despidió de su esposa. Junto con sus dos hijos, Victoria, que entonces tenía seis años, y Adam, de cinco, él saludó con la mano cuando ella fue conducida al quirófano y ella le devolvió el saludo.
Durante la Navidad, Elaine había sufrido una hinchazón en su rostro, relacionada con problemas de sinusitis que la habían preocupado durante años. Un consultor le aconsejó que la única forma de tratar el problema de una vez por todas era someterse a una operación menor para enderezar el interior de su nariz. Bromiley sabía de colegas que se habían sometido a la operación (los senos paranasales de los pilotos reciben una paliza por los cambios bruscos en la presión del aire), por lo que no se sintió demasiado preocupado esa mañana, mientras conducía a Victoria y Adam de regreso a la casa familiar en un lugar tranquilo Pueblo de Buckinghamshire.
Aproximadamente a las 11 de la mañana, recibió una llamada del consultor de oído, nariz y garganta. "Elaine no se está despertando correctamente de la anestesia", dijo el médico. “¿Puedes regresar?” En el hospital, el consultor se encontró con Bromiley, quien le explicó que había habido un problema para mantener abiertas las vías respiratorias de Elaine después de que la anestesiaron y sus niveles de oxígeno habían caído a niveles peligrosamente bajos. Se tomó la decisión de trasladarla a la unidad de cuidados intensivos.
Aferramiento a los conocimientos médicos de episodios recordados a medias de siniestros , Bromiley preguntó si los médicos habían intentado una traqueotomía - un corte en la garganta para permitir que el aire en Explicaron que la opción más segura había sido dejar su estela de forma natural.. Se dirigió a la unidad de cuidados intensivos. Cuando llegó allí, la primera persona en acercarse a él fue el anestesista consultor, quien, sin decir nada, lo abrazó. Bromiley se encontró tratando de consolarlo. “Dije: 'Sé que estas cosas suceden'. "
Tomó asiento y esperó noticias. Después de diez minutos, dos médicos emergieron y se sentaron frente a él. En tonos sombríos, le dijeron a Bromiley que Elaine había estado sin oxígeno durante un largo período de tiempo y, como consecuencia, había sufrido un daño cerebral severo. Apenas podía procesar lo que decían. “Solo pensé, 'Joder. ¿Qué? ¿Cómo?' Estaba aturdido Todo mi mundo cambió ".
Una hora después, a Bromiley se le permitió ver a su esposa. "Ella no se veía diferente", me dijo. Pero ella era diferente. Después de finalmente establecer sus niveles de oxígeno, los médicos la pusieron en coma para evitar que su cerebro se hinche hasta el punto en que se aplastó contra la parte superior de su columna vertebral.
Pronto se hizo evidente que era un coma del que nunca se recuperaría. Días después, después de una serie de discusiones con los médicos, consintió en desconectar su soporte vital. Los médicos se sorprendieron de la fuerza de su corazón, que continuó latiendo durante otra semana hasta que, el 11 de abril de 2005, Elaine Bromiley murió. 

3)

¿Cómo pudo pasar esto? Cuando salió de la conmoción, esa fue la pregunta a la que Bromiley quería una respuesta. Al principio, aceptó la palabra del consultor de otorrinolaringología, quien le dijo que los médicos habían tomado todas las decisiones correctas, pero que simplemente habían encontrado una emergencia para la que nadie podría haber planeado: la dificultad excepcional de meter un tubo en la garganta de Elaine.
Aun así, asumió que el siguiente paso sería una investigación: una práctica estándar en la industria de las aerolíneas después de cada accidente. “Obtienes un equipo independiente. Investigas. Usted aprende ”. Cuando le preguntó al jefe de la unidad de cuidados intensivos sobre esto, el médico sacudió la cabeza. “No es así como hacemos las cosas en el servicio de salud. No, a menos que alguien se queje o demande.

Sin embargo, este médico simpatizaba en privado con la pregunta de Bromiley. Poco después de la muerte de Elaine, se puso en contacto con Bromiley para decirle que le había preguntado a un amigo suyo, el profesor Michael Harmer, un eminente anestesista, si estaría preparado para dirigir una investigación. Harmer había dicho que sí. Después de que Bromiley obtuvo el consentimiento del hospital, Harmer se puso a trabajar, entrevistando a todos los involucrados, desde los consultores hasta el equipo de enfermería.
En julio de ese año, presentó su informe. Mientras Bromiley lo leía, su mente volvió a una de las últimas noches que había pasado en el hospital durante el coma de su esposa, y a algo que la enfermera de guardia le había dicho: “Es terrible. No puedo creer que eso haya sucedido ”. En retrospectiva, eso fue una pista.
La narración minuto a minuto de la operación de Harmer reveló una historia diferente de la que Bromiley había escuchado cuando habló con el cirujano otorrinolaringólogo. La verdad es que Elaine había muerto a manos de médicos altamente expertos y técnicamente competentes con 60 años de experiencia entre ellos, en un hospital moderno y bien equipado, debido a un simple error.

4)

Los doctores cometen errores. A una mujer que se sometió a cirugía por un embarazo ectópico le quitaron el tubo equivocado, dejándola infértil. A otra le quitaron la trompa de Falopio en lugar de su apéndice. Se realizó una operación cardíaca en el paciente equivocado. Unos 69 pacientes abandonaron la cirugía con agujas, hisopos o, en un caso, un guante dejado dentro de ellos. Estos son solo algunos de los

incidentes que ocurrieron en hospitales ingleses en los seis meses entre abril y septiembre de 2013.
Naturalmente, respetamos y admiramos a los médicos. Creemos que la atención médica es científica. Pensamos en los hospitales como lugares de seguridad. Por todas estas razones, resulta sorprendente darnos cuenta de que los errores siguen desempeñando un papel tan importante en si abandonamos un hospital mejor o peor, vivos o muertos.
La Oficina Nacional de Auditoría estima que puede haber 34,000 muertes anualmente como resultado de incidentes de seguridad del paciente. Cuando era director médico, Liam Donaldson advirtió que las posibilidades de morir como resultado de un error clínico en el hospital son 33,000 veces mayores que morir en un accidente aéreo. Este no es un problema peculiar de nuestro sistema de atención médica. En los Estados Unidos, se estima que los errores son la tercera causa más común de muertes en la atención médica, después del cáncer y las enfermedades cardíacas. A nivel mundial, existe una probabilidad de uno en diez de que, debido a errores o descuidos evitables, una paciente abandone un hospital en peor estado que cuando ingresó.
Hay otras industrias donde los errores conllevan graves consecuencias, pero los errores de los médicos tienen una carga moral particular porque su trabajo es mejorarnos, y confiamos infinitamente en la expectativa de que

lo harán. Cuando lo piensas, es extraordinario que estemos preparados para dar permiso a un extraño virtual para que nos abra con un cuchillo y reorganice nuestro interior mientras dormimos.
Quizás debido a la fe casi supersticiosa que necesitamos depositar en los cirujanos, odiamos pensar en ellos como falibles; pensar que se desempeñan peor cuando están cansados, o que algunos son mucho mejores en el trabajo que otros, o que las manos pueden resbalar debido a los nervios, o que se toman malas decisiones debido al exceso de confianza, el estrés o la mala comunicación. Pero todas estas cosas suceden porque los médicos son humanos.

5)

A los dos minutos del comienzo de la operación de Elaine Bromiley, la consultora de anestesia se dio cuenta de que la vía aérea de la paciente se había colapsado, lo que dificultaba su suministro de oxígeno. Después de intentar repetidamente y no ventilar las vías respiratorias, hizo un llamado de ayuda. Un cirujano otorrinolaringólogo respondió, al igual que otro anestesista de alto rango. Los tres consultores lucharon por introducir un tubo en la garganta de Elaine, un procedimiento conocido como intubación, pero encontraron un misterioso bloqueo. Entonces lo intentaron de nuevo.
"No se puede ventilar, no se puede intubar" es una emergencia reconocida en la práctica de la anestesia, para lo cual existen pautas publicadas. La primera instrucción en una versión de las pautas es esta: "No pierdas el tiempo tratando de intubar cuando la prioridad es la oxigenación". Privados de oxígeno, nuestros cerebros pronto tienen dificultades para funcionar, nuestros corazones para latir: diez minutos es sobre el más tiempo podemos sufrir tal escasez antes de que se produzca un daño irreversible. La solución recomendada es llevar a cabo una forma de traqueotomía, perforando la tráquea para permitir la entrada de aire. No pierda el tiempo tratando de intubar.
Veinte minutos después del colapso de las vías respiratorias de Elaine, los doctores todavía estaban tratando de meterle un tubo en la garganta. Los monitores indicaron que su cerebro carecía de oxígeno y que su corazón se había desacelerado a un ritmo peligrosamente bajo. Su cara era azul. Sus brazos se dispararon periódicamente hacia su cara, una señal de que el tejido cerebral está irritado. Sin embargo, los médicos continuaron. Después de 25 minutos, finalmente habían intubado a su paciente. Pero eso fue demasiado tarde para Elaine.
Si la gravedad de la condición de Elaine en esos minutos cruciales no fue registrada por los médicos, otras personas en la sala lo notaron. Las enfermeras vieron la respiración errática de Elaine; el azul de su rostro; los cambios en su presión sanguínea; la bajeza de sus niveles de oxígeno y las convulsiones de su cuerpo. Más tarde dijeron que se habían sorprendido cuando los médicos no intentaron acceder a la tráquea, pero se sintieron incapaces de abordar el tema. De todos modos, no directamente: una enfermera localizó un conjunto de traqueotomía y se lo presentó a los médicos, que ni siquiera la reconocieron. Otra enfermera llamó a la unidad de cuidados intensivos y les dijo que prepararan una cama de inmediato. Cuando informó a los médicos de su acción, la miraron, dijo más tarde, como si estuviera exagerando.
Al leer esto, puede estar incrédulo y enojado porque los médicos podrían haber sido tan estúpidos o tan descuidados. Pero cuando la persona más cercana a este evento, Martin Bromiley, leyó el informe de Harmer, respondió de manera muy diferente. Su sensación principal no era shock ni furia. Fue un reconocimiento.

6)

Poco después de las 5 p.m., en la noche de cielo despejado del 28 de diciembre de 1978, el vuelo 173 de United Airlines comenzó su descenso al Aeropuerto Internacional de Portland. El avión había despegado de Nueva York esa mañana y, después de hacer una parada programada en Denver, estaba llegando a su destino final con 189 almas a bordo.
Cuando se bajó el tren de aterrizaje, se produjo un fuerte golpe y el avión se desvió ligeramente hacia la derecha. La tripulación de vuelo notó que una de las luces indicadoras verdes del tren de aterrizaje no estaba encendida. El capitán comunicó por radio el control del tráfico aéreo en Portland, diciéndoles: "Tenemos un problema con el equipo".
El control de Portland acordó que el avión orbitaría el aeropuerto mientras el capitán, el primer oficial y el segundo oficial resolvieron qué hacer. A los pasajeros se les dijo que habría un retraso. La tripulación de cabina comenzó a realizar controles. Los asistentes de vuelo recibieron instrucciones de verificar los indicadores visuales en las alas, lo que sugería que el tren de aterrizaje estaba bloqueado.
Casi media hora después de que el capitán le contó a Portland sobre el problema del tren de aterrizaje, se contactó con el centro de mantenimiento de United Airlines, informando al personal allí que tenía la intención de continuar el patrón de espera durante otros 15 o 20 minutos. Informó 7,000 libras de combustible a bordo, en comparación con 13,000 cuando habló por primera vez con Portland.
El controlador de United sonó una leve nota de preocupación. “Estima que hará un aterrizaje unos cinco minutos después de la hora. ¿Está bien? ”. La respuesta del capitán fue ostensiblemente relajada:“ Sí, ese es un buen parque de pelota. No voy a apurar a las chicas [la tripulación de cabina] ”. Al United 173 le quedaban 30 minutos de combustible.
El capitán y sus dos oficiales continuaron debatiendo la cuestión de si el tren de aterrizaje estaba caído. El capitán le preguntó a su tripulación cuánto combustible les quedaría después de otros 15 minutos de vuelo. El ingeniero de vuelo respondió: “No es suficiente. Quince minutos van a - realmente nos queda poco combustible aquí ”. A las 18.07 uno de los motores del avión perdió potencia. Seis minutos después, el ingeniero de vuelo informó que ambos motores habían desaparecido. El capitán, como si se despertara por primera vez a la situación, dijo: “Todos se van. No podemos hacer Troutdale [un pequeño aeropuerto en la ruta de aproximación a Portland]. ”“ No podemos hacer nada ”, dijo el primer oficial. A las 18.13, el primer oficial envió el mensaje final del avión al control de tráfico aéreo: “Estamos bajando. No vamos a poder llegar al aeropuerto ".

7)

Esta historia de United 173 es conocida por cada piloto de línea aérea, porque es estudiada por todos los aprendices. Para el gran crédito de la industria de la aviación, se convirtió en uno de los desastres más influyentes de la historia. Galvanizado por él y un puñado de otros accidentes de la misma época, la industria transformó sus prácticas de capacitación y seguridad, instituyendo un conjunto de principios y procedimientos conocidos como CRM: gestión de recursos de la tripulación.
Funcionó. Aunque generalmente notamos solo las excepciones de alto perfil, los choques se encuentran en el nivel más bajo que nunca, y volar es ahora una de las formas más seguras en las que puede pasar su tiempo. Como les gusta decir en la aviación, en estos días la parte más peligrosa de un vuelo es el viaje al aeropuerto.
CRM nació de la comprensión de que a fines del siglo XX la causa más frecuente de accidentes no era un fallo técnico, sino un error humano. Sus raíces se remontan a la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército estadounidense asignó a un psicólogo llamado Alphonse Chapanis para investigar un fenómeno curioso. Los bombarderos B-17 se estrellaron contra la pista al aterrizar, a pesar de que no había ningún problema mecánico aparente con los aviones. En lugar de culpar a los pilotos, Chapanis señaló el panel de instrumentos. La palanca para controlar el tren de aterrizaje y la palanca que operaba las aletas estaban una al lado de la otra. Los pilotos, cansados ​​después de largos vuelos, confundieron a los dos, retrayendo las ruedas y causando el choque. Chapanis sugirió unir una rueda al mango de la palanca de aterrizaje y un triángulo a la palanca de flaps, haciendo que cada uno sea fácilmente distinguible con solo tocarlo.
Chapanis había reconocido que la propensión de los seres humanos a cometer errores cuando están cansados ​​es mucho más difícil de arreglar que el diseño de palancas. Su visión más profunda fue que las personas tienen límites, y muchos de sus errores son efectos predecibles de esos límites. Es por eso que los arquitectos de CRM definieron su objetivo como la reducción del error humano, en lugar del error piloto. En lugar de tratar de contratar o entrenar a pilotos perfectos, es mejor diseñar sistemas que minimicen o mitiguen los errores humanos inevitables.
En la década de 1990, un psicólogo cognitivo llamado James Reason convirtió este principio en una teoría de cómo ocurren los accidentes en grandes organizaciones. Cuando un transbordador espacial se estrella o se derrama un petrolero, nuestro instinto es buscar una causa única, "raíz". Esto a menudo nos lleva al operador: la persona que desencadenó el desastre tirando de la palanca incorrecta o ingresando la línea de código incorrecta. Pero el operador está al final de una larga cadena de decisiones, algunas de ellas tomadas ese día, otras tomadas mucho tiempo en el pasado, todas contribuyendo al accidente; Al igual que los logros, los accidentes son un esfuerzo de equipo. La razón propuso un modelo de "queso suizo": los accidentes ocurren cuando se produce una concatenación de factores de maneras impredecibles, como los agujeros en un bloque de queso alineándose.
El mensaje subyacente de James Reason fue que, dado que los seres humanos son falibles y siempre cometerán errores operativos, es responsabilidad de los gerentes asegurarse de que esos errores se anticipan, planifican y aprenden de ellos. Sin tratar de eliminar por completo la noción de culpabilidad, cambió el énfasis de las fallas de los individuos a las fallas en la organización, de la persona al medio ambiente y de la culpa al aprendizaje.
La ciencia de los "factores humanos" ahora impregna la industria de la aviación. Incluye una comprensión sofisticada de los tipos de errores que incluso los expertos cometen bajo estrés. Entonces, cuando Martin Bromiley leyó el informe Harmer, un evento incomprensible de repente tuvo sentido para él. “Pensé, esto es un clásico de los factores humanos. Error de fijación, percepción del tiempo, jerarquía ".

8)

Es un milagro que solo diez personas murieron después de que el vuelo 173 se estrelló contra un área de bosque en los suburbios de Portland; pero el choque no tiene por qué haber sucedido en absoluto. Si el capitán hubiera intentado aterrizar, el avión habría aterrizado con seguridad: la investigación posterior descubrió que el tren de aterrizaje había estado caído todo el tiempo. Pero el capitán y los oficiales del vuelo 173 quedaron tan absortos en un rompecabezas que quedaron ciegos ante el problema más urgente: la escasez de combustible. Esto se llama "error de fijación". En una crisis, el campo perceptual del cerebro se estrecha y se acorta. Nos vemos atrapados por una tremenda compulsión por solucionar el problema que creemos que podemos resolver, y rápidamente perdemos la conciencia de casi todo lo demás. Es una aflicción a la que incluso los

profesionales más hábiles y experimentados son propensos.
Imagina un auto parado, atascado en un paso a nivel mientras un tren distante se abalanza sobre él. Con el pánico en aumento, el conductor arranca y reinicia el motor en lugar de salir del auto y correr. Los tres médicos se inclinaron sobre la garganta de Elaine Bromiley con la intención de encontrar una manera de intubar, así como los tres pilotos en la cabina del United 173 estaban decididos a establecer el estado del tren de aterrizaje. En ninguno de los casos, estos profesionales experimentados buscaron y registraron el tren que se aproximaba: en el caso de Elaine, sus niveles de oxígeno y en el caso de United 173, sus niveles de combustible.
Cuando las personas se están fijando, su percepción del tiempo se vuelve muy errática; minutos estirar y alargar. Uno de los aspectos más sorprendentes de la transcripción de los últimos minutos de United 173 es la forma en que el capitán parece tener la impresión de que tiene mucho tiempo, hasta el momento en que se apagan los motores. No es que no tuviera la información correcta; es que su cerebro estaba corriendo a un reloj diferente. Del mismo modo, no es que los médicos no supieran que el suministro de oxígeno de Elaine Bromiley era un problema; es que su sensación de cuánto tiempo había estado sin ella estaba distorsionada. Cuando Harmer lo entrevistó, el consultor de anestesia confesó que no tenía idea de cuánto tiempo había pasado.
Imagine, por un momento, ser uno de esos doctores. Tiene un paciente que ha dejado de respirar. El reloj está corriendo. El procedimiento estándar no funciona, pero lo ha empleado docenas de veces antes y sabe que funciona. Cada uno de los colegas superiores que te rodean está experimentando la misma dificultad, lo que te tranquiliza. Te aferras a la creencia de que, entre los tres, resolverás el problema, si es que es soluble. Usted registra vagamente a las enfermeras que entran y dicen cosas, pero realmente no escucha lo que dicen. Tal vez se te ocurra alejarte del paciente y exigir un replanteamiento, pero no quieres que tus compañeros te vean asustado o ingenuo. Entonces te enfocas en lo único que puedes controlar: el procedimiento. Lo repites una y otra vez, esperando un resultado diferente. Es una locura, pero es una locura comprensible.

Trauma del equipo: el vuelo 92 de British Midland cayó cerca de la M1 en Kegworth después de una falla en la comunicación entre la tripulación

9)

En los meses posteriores a la muerte de Elaine, mientras Bromiley intentaba reconstruir su vida familiar, no podía dejar de preguntarse sobre la diferencia entre la forma en que las personas en la atención médica trataban los accidentes y la forma en que su industria los trataba. Entonces él telefoneaba a las personas dentro y alrededor del Servicio Nacional de Salud y les preguntaba al respecto.
Descubrió que muchos otros, un anestesista en Escocia, un investigador médico en Londres, se habían estado preguntando lo mismo. Eventualmente, acumuló una larga lista de personas de ideas afines, ninguno de los cuales estaba hablando con ninguno de los demás. Así que reservó una habitación en un hotel, convocó una reunión y los invitó a todos, junto con expertos de otras industrias y académicos, incluido James Reason. Todos acordaron que cuando se trataba de seguridad, la atención médica languidecía en la Edad Media. Los hospitales más o menos fingieron que los errores no ocurrieron, no pudieron aprender de ellos y, como resultado, los repitieron. Si no nos gusta pensar que los médicos cometen errores, a los médicos les gusta pensarlo aún menos.
Uno de los mayores problemas identificados fue la jerarquía no escrita pero arraigada de los hospitales. Bromiley, quien ha trabajado con expertos de varias industrias "críticas para la seguridad", incluido el ejército, me dijo que el hospital es, con mucho, el lugar de trabajo más jerárquico que ha encontrado. En la parte superior del árbol están los cirujanos consultores, las estrellas de rock de los corredores del hospital: altamente motivados, competitivos, en su mayoría hombres y no del tipo que disfrutan confesando su incertidumbre. Luego vienen los anestesistas, a menudo más tranquilos y con mayor riesgo. Más abajo están las enfermeras, valoradas por su arduo trabajo pero no por su cerebro.
Un principio clave de los factores humanos es que son las reglas tácitas de quién puede decir qué y cuándo eso a menudo conduce a que cosas cruciales no se digan. La parte más dolorosa de la transcripción de la última hora del vuelo 173 son las interjecciones del ingeniero de vuelo. Puedes sentir su preocupación por la situación del combustible y su vacilación por expresarlo. Quince minutos van a - realmente nos queda poco combustible aquí. Quizás está asumiendo que el capitán y sus oficiales saben la urgencia de su situación. Quizás le preocupa que lo vean hablar fuera de turno. Sea lo que sea, no dice lo que siente: es una emergencia. Necesitamos poner este avión en tierra - AHORA. Del mismo modo, las enfermeras que pudieron ver la urgencia de la condición de Elaine Bromiley no se sintieron capaces de decirles a los médicos que estaban a punto de cometer un grave error. Entonces hicieron sugerencias tentativas que fueron fáciles de ignorar.
John Pickles, cirujano otorrinolaringólogo y exdirector médico de Luton y Dunstable Hospital NHS Foundation Trust, me dijo que generalmente cuando una operación se lleva a cabo en la parte incorrecta del cuerpo (una clase de error conocido como "cirugía en el lugar equivocado") , hay al menos una persona en la sala que sabe o sospecha que se está cometiendo un error. Recordó el caso de un paciente en el sur de Gales al que se le extrajo el riñón equivocado. Una estudiante de medicina (mujer) había señalado el error inminente, pero los dos cirujanos (hombres) la ignoraron y continuaron. El paciente, que tenía 70 años, se quedó con un riñón enfermo y murió seis semanas después. En otros casos, nadie habló en absoluto.
Los pioneros de la gestión de recursos de la tripulación sabían que simplemente advertir a los pilotos sobre el error de fijación no era suficiente. Es un instinto demasiado poderoso para ser reprimido por completo, incluso cuando lo sabes. La respuesta estaba en la tripulación. Debido a que incluso los capitanes más experimentados son propensos a errores humanos, toda la tripulación del avión necesitaba actuar como inteligencia colectiva, vigilante de los problemas y responsable de las soluciones. "Son las personas que se encuentran al borde de la sala, alejadas de la situación, quienes a menudo pueden verlo mejor", me dijo Bromiley.
Recordó el caso del vuelo 92 de British Midland, que acababa de despegar para su vuelo de Londres a Belfast el 8 de enero de 1989 cuando los pilotos descubrieron que uno de los motores estaba en llamas. Siguiendo el procedimiento, lo cerraron. Sobre el PA, el capitán explicó que debido a un problema con el motor correcto estaba haciendo un aterrizaje de emergencia. El personal de la cabina, que, al igual que los pasajeros, pero a diferencia de la tripulación de la cabina, podía ver humo y llamas provenientes del motor izquierdo, no transmitió esta información a la cabina. Después de que los pilotos apagaran el único motor que funcionaba, el British Midland 92 se estrelló contra el terraplén de la autopista M1 cerca de Kegworth en Leicestershire. Cuarenta y siete de las 126 personas a bordo murieron; 74 sufrieron heridas graves.
La industria de las aerolíneas identificó un bloqueo importante para la comunicación entre los miembros de la tripulación de la cabina: el capitán. El rango de capitán retuvo el aura de comando imperial que heredó de los militares y de los primeros días de vuelo, cuando los pilotos como Chuck Yeager, inmortalizados en el libro de Tom Wolfe The Right Stuff , fueron celebrados como rebeldes audaces. Los pioneros de CRM se dieron cuenta de que, en la era de los viajes aéreos masivos, el heroísmo carismático era precisamente lo incorrecto. La industria necesitaba jugadores de equipo. El aura del capitán era un campo de fuerza, que impedía que otros miembros de la tripulación hablaran en momentos críticos. Lo que tenía que cambiar no era solo el panel de instrumentos: era la cultura de la cabina.
Mucho antes de que comenzaran a hacer más bien que mal, los cirujanos eran venerados como hombres geniales. En los siglos XVIII y XIX, las superestrellas quirúrgicas realizaron operaciones en anfiteatros llenos antes de silenciar y admirar al público. Un gran cirujano era un intérprete virtuoso con las manos de un dios. Sus enfermeras y asistentes estaban presentes simplemente para seguir las órdenes del gran hombre, de la misma manera que los planetas en un planetario giran alrededor del sol. El advenimiento de la ciencia médica le dio a este mito una base en la realidad: al menos podemos estar seguros de que los médicos de hoy mejoran a las personas, la mayoría de las veces. Pero reforzó una mística que hace que los médicos, y especialmente los cirujanos (que, por supuesto, todavía se desempeñan en quirófanos), sean difíciles de cuestionar, ya sea por los pacientes o el personal.
Una mayor seguridad implica sacar a los médicos de su pedestal o, más bien, invitarlos a dejarlo. La medicina moderna depende más que nunca del trabajo en equipo. A medida que las operaciones se vuelven más complejas, se involucran más personas y procedimientos. Los quirófanos están repletos de personas; varios especialistas pronuncian juicios o realizan procedimientos, y luego se van. Los equipos quirúrgicos a menudo están compuestos por individuos que se conocen vagamente, si es que lo hacen. Es una verdad simple pero inevitable que mientras más personas estén involucradas en algo, y cuanto menos se conozcan, es más probable que alguien cometa un error.
La innovación de los factores humanos más importantes en el cuidado de la salud en los últimos años es sorprendentemente prosaica: la lista de verificación. Prestada de la industria de las aerolíneas, la lista de verificación es una lista estandarizada de procedimientos a seguir para cada operación y para cualquier eventualidad. Las listas de verificación compensan la tendencia incorporada de los seres humanos bajo estrés a olvidar o ignorar lo que es importante, incluidas las cosas más básicas (el primer elemento en una lista de verificación de aviación es VOLAR EL AVIÓN). También empoderan a las personas en los bordes de la sala: antes de la operación y en los momentos clave durante la misma, todo el equipo pasa por cada punto a su vez, incluidas las emergencias, lo que da una señal a los miembros más reservados del equipo para hablar.
Las listas de verificación son más efectivas en una atmósfera de informalidad y apertura: se ha demostrado que simplemente usar el primer nombre de los otros miembros del equipo mejora la comunicación, y que dar a las personas la oportunidad de decir algo al comienzo de un caso los hace más propensos a hablar durante la operación en sí.
Naturalmente, este espíritu de apertura implica una disminución del poder del cirujano, o una dispersión de ese poder en todo el equipo. A algunos médicos no les importa esto, de hecho, lo agradecen, porque se dan cuenta de que su equipo puede salvarlos de los errores que arruinan su carrera. Otros son más resistentes, particularmente aquellos que atesoran su independencia; los rebeldes no hacen listas de verificación. Incluso aquellos que se ven a sí mismos como jugadores de equipo evolucionados pueden sobreestimar su apertura. J Bryan Sexton, psicólogo de la Universidad Johns Hopkins en los EE. UU., Ha realizado encuestas globales del personal del quirófano. Descubrió que si bien el 64 por ciento de los cirujanos calificaron sus operaciones con altos niveles de trabajo en equipo, solo el 28 por ciento de las enfermeras estuvieron de acuerdo.
Las lecciones de los factores humanos van mucho más allá del estado de los cirujanos. Desde sus primeras conversaciones con personas con información privilegiada, Bromiley se dio cuenta de que el NHS necesitaba sufrir un cambio cultural profundo para alcanzar el nivel de la industria de la aviación en términos de seguridad. Los hospitales pensaron poco o nada en cómo funcionaban sus equipos. Los médicos subestimaron los efectos del cansancio en su propio rendimiento. Las facultades de medicina enseñaron a los médicos que la excelencia técnica prevalecía sobre todo lo demás y pasaban poco o nada de tiempo enseñando habilidades de comunicación o gestión de equipos. Los especialistas vieron su trabajo como arreglar partes del cuerpo, en lugar de ayudar a una persona (en la conferencia del Grupo de Factores Humanos Clínicos de este año, Peter Jaye, cirujano consultor en el Guy's Hospital en Londres, comentó: “En la escuela de medicina me entrenaron para pensar en un paciente como un par de riñones ").
Los riesgos de seguridad se percibían de forma rutinaria. La emergencia "no se puede ventilar / no se puede intubar" ocurre aproximadamente una de cada 20,000 veces, lo que los anestesistas consideran una posibilidad remota. Sin embargo, como Bromiley me dijo: “En la aviación, cuando descubrimos que hay una posibilidad entre un millón de fallas en el motor, nos preocupamos. Para mí, uno de cada 20,000 significa una ocurrencia regular ".
Como demostró James Reason, los errores surgen de la coincidencia. Suren Arul, el pediatra consultor en Birmingham, me dijo que “cuando ocurren errores, casi nunca es culpa de una persona. Por lo general, se trata de una serie completa de cosas, algunas de ellas pequeñas ”. Bromiley pide a las juntas del hospital que consideren la adquisición de rotuladores, que se utilizan para marcar la parte del cuerpo a punto de ser operado (la mejor práctica es que el cirujano haga la marca y firmarlo con sus iniciales). “Les digo, 'entiendo tu necesidad de recortar presupuestos. Pero, ¿se da cuenta de que debido a que no compró esos rotuladores, acaba de triplicar su probabilidad de tener un caso de cirugía en el lugar equivocado? "
Ahora hay una mayor conciencia de la complejidad de la seguridad que nunca. El organismo que fundó Bromiley, el Grupo de Factores Humanos Clínicos, no tiene un estatus oficial dentro del NHS, pero su influencia se ha sentido en toda esa institución en expansión y múltiple. En la reunión a la que asistí, todos con los que hablé parecían creer que las cosas se estaban moviendo, aunque demasiado lentamente, en la dirección correcta.

10)

Era una situación traumática: un bebé de 18 meses se había caído por las escaleras en la estación de Euston Square, golpeándose la cabeza y lastimándose la pierna. A través de un espejo unidireccional, vi a un joven médico entrar en la sala de operaciones y fue recibido por la angustiada madre del bebé. La mujer sentada a mi lado se volvió hacia su equipo. "¿Por qué no juegas al cirujano ortopédico esta vez, Dave?", Dijo. "Clare, ¿puedes ser la consultora de anestesia?"
En los últimos años, las simulaciones han comenzado a formar parte de la formación de los médicos. Sarah Chieveley-Williams, la anestesista consultora que es directora de simulación clínica en los Hospitales University College de Londres (UCLH), me invitó a observar cómo se pone a prueba a los pediatras jóvenes. La sala frente a nosotros era una réplica casi perfecta de un quirófano, con una máquina de anestesia, varios equipos, monitores y un stock de medicamentos. El bebé ficticio tenía pupilas que se dilataban, un latido y un grito ruidoso.
Chieveley-Williams y su equipo estaban interesados ​​en la capacidad del médico para identificar las prioridades correctas: primero, estabilizar la condición del bebé anestesiándola; segundo, busque un consultor neurológico para ver sus lesiones en la cabeza, a fin de prevenir o minimizar el daño cerebral. En nuestro lado del cristal, uno del equipo se sentó junto a una computadora desde donde podía manipular los signos vitales del bebé. Ella disminuyó su ritmo cardíaco, aumentando la urgencia de la situación.
Chieveley-Williams se volvió hacia otro colega: "Dave, mira si puedes fijarla en la pierna". Dave nos dejó y un momento después reapareció en la sala de operaciones con una bata blanca. Después de examinar al paciente, propuso, con el aire de alguien acostumbrado a estar de acuerdo, que se tomara una radiografía de la pierna lesionada. Chieveley-Williams observaba atentamente. En voz baja pero firme, el joven médico dijo: “En este momento, la prioridad es su lesión en la cabeza. La pierna tendrá que esperar.
Chieveley-Williams se volvió hacia mí con una sonrisa. "Eso le dijo", dijo.
Durante los siguientes 20 minutos, una sucesión de personas entró y salió de la habitación. Se convocó a especialistas, se ordenaron medicamentos y se organizaron procedimientos. A veces la impresión era de casi caos. Un incidente de trauma, me explicó Chieveley-Williams, presenta un desafío de manejo agudo, así como uno médico. Debido a que a menudo involucra lesiones en diferentes partes del cuerpo, muchos especialistas ingresan a la sala de tratamiento, cada uno con su propia agenda. "El médico necesita establecer liderazgo y mantener a todos enfocados en el panorama general: la salud del paciente".
En el caso de Elaine Bromiley, había demasiada jerarquía y muy poca. Por un lado, las enfermeras no se afirmaron. Por otro lado, nadie asumía la responsabilidad final de la seguridad del paciente. Como John Pickles comenta: "Tenías tres personas muy importantes en la sala y nadie a cargo".
La jerarquía, en el sentido de un liderazgo claro, es algo bueno, siempre y cuando los líderes tengan la confianza suficiente para confesar la incertidumbre. Un problema común, dijo Chieveley-Williams, es que los médicos jóvenes se muestran reacios a decir que no saben cuál es la respuesta porque están ansiosos por proyectar competencia. Un miembro de su equipo me dijo: “Les decimos que cuando estás atrapado, pregunta a todos en el equipo por su opinión. Probablemente uno de ellos tenga la respuesta, pero hasta que hable, asumirán que usted también la tiene.
Este tipo de lecciones no se daban hace diez años. Al igual que UCLH, el hospital de niños Great Ormond Street en Londres está a la vanguardia del nuevo pensamiento sobre la seguridad del paciente y está absorbiendo las lecciones de otras industrias. La transferencia de pacientes de la cirugía a la unidad de cuidados intensivos es un proceso complejo que debe realizarse a gran velocidad e involucra a varias personas. Como era de esperar, es una zona de peligro bien conocida: las cosas se caen, los tubos no se colocan y los pacientes sufren. En colaboración con el investigador de factores humanos Ken Catchpole, el hospital estudió el proceso de cambios de parada en boxes en la Fórmula 1, aprendiendo la importancia de que a cada individuo del equipo se le asigne una tarea definida con precisión. Los errores cayeron.

11)

Martin Bromiley ha reconstruido su vida. Felizmente casado de nuevo, es padrastro de los dos hijos de su segunda esposa, y aún es padre de Victoria y Adam. La tragedia de la muerte de Elaine no lo persigue, sino que lo impulsa. Entre compromisos, habla con médicos, enfermeras, investigadores y juntas del NHS, conectando a personas de ideas afines; contando su historia a aquellos, ya sean gerentes o estudiantes de medicina, que más necesitan escucharla. Es una gran carga de trabajo. Me preguntaba si alguna vez estuvo tentado a dejarlo atrás, ahora que el CHFG tiene su propio impulso. Sacudió la cabeza. "Este es un deber".
Mejorar la seguridad de los pacientes en el cuidado de la salud  debe haber una reorganización estructural compleja. Requiere previsión, empatía, humildad y una buena disposición para aprender de los errores. Lo cual, después de todo, es un deber para quienes los han sufrido. Bromiley insistió en que el informe Harmer se hiciera público como sucede con los informes de accidentes aéreos, y eligió para ello un epígrafe prestado de la aviación: "Para que otros puedan aprender, y aún más puedan vivir". Todo el personal médico involucrado en la operación de Elaine están de vuelta en el trabajo. Eso, dice Bromiley, es exactamente lo que él quería, porque serán mejores médicos por su experiencia y abogarán por la causa.
Hay dos enfoques para reformar una gran institución. Puedes imponer cambios desde el exterior invocando la voluntad o la ira del público, o puedes persuadir a los que están dentro para que te dejen entrar y escuchen tu mensaje. Ambos pueden funcionar. Cuando Julie Bailey expuso las malas prácticas graves del personal del Hospital Stafford, sacudió el servicio de salud de arriba a abajo. Bromiley admira mucho lo que Bailey ha logrado, pero ha tomado un camino diferente. En lugar de usar su historia como un club, y nadie lo habría culpado por hacerlo, lo ha desplegado como desearías que un cirujano aplicara el cuchillo a alguien que amas: con habilidad, sutileza y precisión.

"Desde el momento en que algo salió mal con Elaine, fue diferente, porque conocían mi profesión", dice. Respondiendo a su calma y a su extraordinaria habilidad para empatizar con su situación, el equipo alcanzó su mejor nivel. Mientras Elaine yacía en coma, lo involucraron en cada decisión que tomaron, hasta la última. Fue un trabajo en equipo adecuado y un modelo para la larga campaña que siguió. "Soy un extraño que también es un iniciado", dice.
Martin Bromiley ha recordado a los médicos que no todo es o debería ser clínico. Su legado, dice la profesora Jane Reid, investigadora de enfermería en el Queen Mary's Hospital en el sur de Londres, es "una nueva cultura de seguridad" en el NHS. No tiene ningún deseo de asumir ningún cargo oficial. "No soy un experto en práctica médica", me dijo. "Solo soy un tipo que vuela aviones".